Cuando percibas los aplausos del triunfo, que suenen tambien en tus oidos las risas que provocaste con tus fracasos. Ojala seas como un viejo sillar oculto en los ciminetos, bajo la tierra donde nadie te vea: por ti no se derrumbara la casa. Cuanto mas me exalten, Jesus mio, humillame más en mi corazon, haciéndome saber lo que he sido y lo que seré, si tu me dejas. Cuando te veas como eres, ha deparecerte natural que te desprecien. No eres humilde cuando te humillas, sino cuando te humillan y lo llevas por cristo. No te duela que vean tus faltas; la ofensa de Dios y la desedificacion que puedas ocacionar, eso te ha de doler. Por lo demas que sepan como eres y te desprecien. No te cause pena ser nada, por que asi Jesus tiene que ponerlo todo en ti. Agradezco estos 3 minutos de su tiempo y espero no haberlos desepcionado.
martes, 29 de enero de 2008
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